ARTES ESCÉNICAS DE CHINA
OPERA
MEI LANFANG, GRAN MAESTRO DE LA ÓPERA TRADICIONAL
MEI Lanfang (1894-
Durante el siglo XX, China experimentó cambios culturales significativos impulsados por movimientos como el Cuatro de Mayo, que promovió una mayor interacción con Occidente. Estos cambios también afectaron a la escena teatral, y Mei Lanfang, a medida que se influenciaba por movimientos como el teatro Shingeki japonés, adoptó innovaciones modernas sin perder la esencia de la Ópera de Beijing. Integró elementos de la modernidad como escenarios realistas y un enfoque más emocional y psicológico en las interpretaciones, equilibrando la tradición con la innovación. Este enfoque le permitió expandir el repertorio tradicional con temas contemporáneos y técnicas occidentales, abriendo la puerta a una modernización del teatro chino que no la desprendía de la tradición, sino que la adaptaba al contexto global.
En su exploración por modernizar el teatro chino, Mei Lanfang se sumergió en el nuevo teatro con vestuario contemporáneo (Shizhuang xinxi), influenciado por las tendencias realistas. En colaboración con el dramaturgo Qi Rushan (1877-
Además de su contribución a la Ópera de Beijing (Jingju), Mei Lanfang desempeñó un papel crucial en la revitalización de Kunqu (documental), una forma de ópera que había declinado a lo largo del siglo XIX. Sus actuaciones preservaron y promovieron esta tradición, que se vio amenazada por las nuevas formas teatrales. Durante la ocupación japonesa de Hong Kong en 1941, Mei mostró resistencia cultural al negarse a colaborar con la propaganda japonesa, adoptando una imagen distinta y simbolizando su rechazo al régimen.
Con la toma del poder comunista en 1949, Mei Lanfang se involucró en las reformas teatrales del nuevo régimen, adaptando obras tradicionales a las demandas ideológicas de la Revolución Cultural. Por ejemplo, transformó la obra Guifei zui jiu (La Concubina Imperial se Emborracha), donde la protagonista se presentó como una figura reprimida por la ética feudal, un cambio que reflejaba las presiones políticas para alinear el teatro con los ideales revolucionarios. Aunque Mei inicialmente defendió la preservación de las formas tradicionales, bajo la influencia del régimen, aceptó la necesidad de innovaciones dentro del teatro, sin realizar alteraciones radicales.
Durante los años 50, Mei estudió las teorías de Konstantin Stanislavsky (1863-
A lo largo de su carrera, Mei Lanfang se destacó por su capacidad para equilibrar la preservación del teatro tradicional con la incorporación de innovaciones que lo mantuvieran relevante en un mundo cambiante. Aunque adoptó elementos del realismo occidental y exploró el sistema de Stanislavsky, su arte se mantuvo enraizado en las tradiciones chinas. Esta capacidad de adaptación le permitió seguir siendo una figura clave en la cultura china y un puente entre las tradiciones orientales y las influencias occidentales.
Internacionalmente, Mei fue un embajador del teatro musical chino. Sus giras por Japón, Corea del Norte, Estados Unidos y la Unión Soviética le permitieron consolidarse como una figura cultural global, reconocido por artistas y críticos occidentales como un modelo de teatro antirrealista. Sin embargo, su estilo nunca dejó de estar firmemente basado en la Ópera de Beijing, y su éxito internacional fue más una descontextualización de su arte para adaptarse a la crítica occidental que una pérdida de su identidad cultural. Mei representó la posibilidad de un teatro chino que podía ser entendido y apreciado en el mundo entero sin renunciar a sus raíces.
El impacto de Mei Lanfang va más allá del teatro. Su vida y obra siguen siendo un referente cultural en China, con instituciones como el Gran Teatro Mei Lanfang (inaugurado en 2007) y el Museo Conmemorativo Mei Lanfang (1986) que celebran su legado. Además, su historia ha sido retratada en numerosas producciones cinematográficas y televisivas, consolidando su estatus como un ícono cultural.
Su legado perdura a través de la “Escuela Mei”, que formó a nuevos actores en la tradición de la Ópera de Beijing, y su familia, que continuó su trabajo. A lo largo del siglo XX, Mei fue celebrado no solo como un actor excepcional, sino también como un símbolo de la adaptabilidad cultural, el respeto por la tradición y la capacidad de innovar sin perder la esencia de su arte. Su influencia sigue viva en el teatro chino contemporáneo, y su figura permanece como un modelo de resistencia cultural, tanto durante la ocupación japonesa como en la era de la Revolución Cultural, cuando su arte fue moldeado por las circunstancias políticas de su tiempo.